Hugo es un joven que, en su intento por escapar de la realidad, se sumerge en un universo virtual llamado Hotel O’Clock, un espacio retorcido y absurdo donde los huéspedes pagan para que otros sean eliminados. Poco a poco, esa dimensión ficticia comienza a distorsionar su mundo real hasta volverlos casi indistinguibles.
El montaje indaga en la fragilidad de las fronteras entre lo tangible y lo virtual, cuestionando la influencia de la tecnología y el uso intensivo de pantallas en la percepción del entorno, especialmente en adolescentes y jóvenes.

